En la segunda mitad del siglo XIX, muchos artistas plásticos adquirían este tipo de imágenes en librerías y casas de grabados para utilizarlas como fuente de inspiración.
La exposición busca plasmar la perspectiva de la sociedad europea hacia el mundo en ese período y, especialmente, rendir homenaje al trabajo de estos fotógrafos, a menudo olvidados, que contribuyeron significativamente al enriquecimiento del panorama visual y artístico de la época.