En plena efervescencia política, el gobierno de Salvador Allende convirtió el diseño en un lenguaje común para construir un país más justo. La muestra despliega ese imaginario gráfico e industrial que puso al servicio del pueblo herramientas visuales para leer, alimentarse, informarse y participar. Carteles, envases, muebles, objetos cotidianos: todo podía ser repensado para democratizar la vida.
Uno de los ejes más asombrosos es la reconstrucción de la mítica sala de operaciones de Cybersyn, un proyecto adelantado a su época que conectaba las industrias estatales mediante tecnología cibernética. No fue ciencia ficción: fue el sueño concreto de una gestión horizontal, en tiempo real, diseñada para y por la ciudadanía.
Cada pieza de esta exposición respira una pregunta que aún interpela: ¿puede el diseño cambiar el mundo? Chile lo intentó. Aquí queda su traza, vibrante y radical, como un acto de fe en la imaginación política.