Esta experiencia guiada en grupo reducido permite recorrer los rincones más emblemáticos de la obra maestra de Antoni Gaudí cuando todavía no ha llegado el público general. Los patios interiores se llenan de reflejos dorados, el piso histórico revive el espíritu burgués de la Barcelona modernista y el ático despliega la exposición dedicada al genio catalán bajo sus inconfundibles arcos de ladrillo.
El recorrido culmina en la azotea de los guerreros, un escenario suspendido entre cielo y ciudad, donde las chimeneas parecen despertar junto al sol. Desde allí, la panorámica de Barcelona cobra una belleza diferente, serena y luminosa.
Disponible en cinco idiomas, esta visita ofrece la oportunidad de contemplar La Pedrera como pocos la han visto: sin prisas, sin multitudes y con la atmósfera íntima del amanecer.