Durante los días 13, 14, 20 y 21 de diciembre, en sesiones de mañana y tarde, equipos de jugadores recorrerán los pasillos y jardines del edificio en partidas de 45 a 60 minutos. No lo harán como visitantes, sino como investigadores de una agencia especializada en fenómenos paranormales, convocados por seres extraterrestres que alertan de un riesgo insólito: la sabiduría humana está desapareciendo.
Para evitar la catástrofe, los participantes deberán resolver diez pruebas distribuidas por espacios cargados de historia: el vestíbulo, el jardín Ferran Soldevila, la galería del Paraninfo, y los claustros de las facultades. Cada lugar actúa como un fragmento del rompecabezas y, a la vez, como recordatorio de lo que la universidad ha preservado durante más de medio milenio.
El juego propone una lectura lúdica y simbólica: si la universidad es un templo del conocimiento, entonces la ciudadanía se convierte en su guardiana temporal. Familias, estudiantes y curiosos serán quienes intenten fabricar un antídoto capaz de salvar un patrimonio intangible que no cabe en vitrinas.
La iniciativa, gratuita y dirigida a todos los públicos, pretende abrir puertas físicas y mentales: mostrar la UB por dentro, compartir su legado y recordar que el conocimiento no se hereda sin esfuerzo, sino que se defiende, se transmite y se reinventa.