La actividad propone a las familias —en una visita íntegramente en catalán— recorrer los espacios más emblemáticos de La Pedrera siguiendo las huellas de estas criaturas. Para no perderse, habrá que afinar la imaginación y leer la arquitectura como Gaudí la pensó: desde la naturaleza, no desde la geometría. Cada pista conduce a un animal posible; cada rincón, a una interpretación distinta. ¿Una chimenea o un guardián pétreo? ¿Una barandilla o la cola de un dragón? ¿Una claraboya o el ojo de un ser que nos observa?
El taller combina juegos de observación, pequeñas pruebas y momentos para detenerse y mirar juntos aquello que normalmente pasa desapercibido. El objetivo no es solo “encontrar” animales, sino aprender a ver La Pedrera como un organismo vivo, donde piedra, luz y movimiento se entrelazan.
Pensada para familias con ganas de explorar, esta experiencia transforma la visita en una expedición fantástica. Al final, cada participante descubrirá que Gaudí no construyó simplemente una casa: creó un hábitat lleno de criaturas que solo aparecen a quien sabe buscarlas.