La ópera se teje alrededor de Rusalka, una ondina que, enamorada de un príncipe humano, desea transformarse en mujer. Inspirada por la magia de la noche y el «Canto a la luna», busca la ayuda de una bruja y acepta un trato severo: ganar forma humana a cambio de perder su voz. Aunque el príncipe inicialmente se enamora de ella, su incapacidad para hablar y su distante comportamiento lo llevan a alejarse, dejando a Rusalka atrapada entre dos mundos, sin pertenecer ya a ninguno.
La puesta en escena de Christof Loy, protagonizada por Asmik Grigorian y Piotr Beczala, presenta a Rusalka en el ambiente surrealista del vestíbulo de un teatro, simbolizando su aislamiento y conflicto. Rodeada de figuras que viven ancladas en sus recuerdos, la protagonista ansía escapar para descubrir nuevas formas de interpretar la realidad. Esta reinterpretación de «Rusalka» en colaboración con prestigiosos teatros de ópera de Europa, ofrece un enfoque contemporáneo y psicológicamente profundo que explora los desafíos de la comunicación y los límites del deseo y la pertenencia.