Sergei Krikalev, lanzado al espacio el 18 de mayo de 1991 a bordo de la Soyuz TM-12, no solo era un ingeniero de vuelo, sino el testigo involuntario de la desaparición de la Unión Soviética. Mientras orbitaba la Tierra, su patria se desintegraba. Cuando regresó el 25 de marzo de 1992, se encontró con un mundo completamente transformado: la URSS había dejado de existir, y él, suspendido entre dos eras, se convirtió en el último ciudadano soviético.
Bajo la dirección de Sílvia Navarro Perramon, el espectáculo mezcla relatos históricos con reflexiones íntimas, superponiendo las tensiones de un momento político crítico con las emociones de un hombre atrapado en el tiempo y el espacio. Con interpretaciones de Júlia Santacana Vall, Marçal Bayona Laborda y Adrià Díaz Bonet, «L’últim soviètic» no sólo revisita un hito olvidado, sino que nos invita a pensar cómo las historias individuales pueden, de forma inesperada, convertirse en metáforas universales.