No es una muestra, es una declaración de intenciones. Aquí están Toni Servillo y el Piccolo Teatro di Milano dando voz a Dante como si ardiera el papel; Gabriel Chamé Buendia, figura clave del teatro sudamericano, llevando a Shakespeare al terreno del humor físico y la sátira punzante; o Romain Daroles en una Phèdre! que transforma el mito en carcajada y pensamiento a partes iguales.
La danza entra en escena sin pedir permiso: Alain Platel sacude el escenario con Coup Fatal, una celebración barroco-congolesa que es puro vértigo musical; y la Dresden Frankfurt Dance Company pone cuerpo y técnica al servicio de la emoción con piezas de Forsythe y Hauert.
En medio de la rutina otoñal, este festival se planta con la potencia de lo que no se espera y la belleza de lo irrepetible. Porque la escena internacional también merece su propio equinoccio.