Morau, laureado con el Premio Nacional de Danza 2013 y director de La Veronal, explora en esta ocasión la intersección entre la imagen estática y el movimiento fluido del baile, reflejando un profundo respeto y fascinación por el flamenco, visto a través de la lente de un artista externo.
El espectáculo del Ballet Nacional, dirigido por Rubén Olmo, trasciende la tradicional representación del flamenco para convertirla en una narrativa visual donde cada paso de baile amplifica la intensidad dramática de las fotografías de Afanador. Morau describe el flamenco capturado por Afanador como un lenguaje «directo y punzante», que revela una dualidad de alegría y lamento, simbolizando tanto un refugio como un grito de libertad cultural.
Esta producción no solo celebra la fusión de dos artes, sino que también desafía las percepciones, invitando al espectador a explorar nuevos universos creativos donde la fotografía y la danza coexisten, creando un diálogo emocionante entre el pasado y la contemporaneidad. Un espectáculo que redefine los límites del arte escénico y captura la belleza radical y la oscuridad enigmática del flamenco a través de la inigualable visión de Afanador y la coreografía magistral de Morau.