El programa vuelve a abrazar sin pudor el espíritu que ha hecho mítica esta maratón: un amor declarado por el cine improbable, exagerado y deliciosamente torpe. Desde la resurrección romántica de La novia de Re-Animator hasta el desenfreno de Another WolfCop, pasando por el regreso de la espada y brujería en Deathstalker y la insólita guerra entre humanos y emús, cada título parece seleccionado para que la lógica tiemble y el público disfrute.
En la Sala B, la fiesta continúa con plagios descarados, robots homicidas de saldo, ninjas vengativos y mutaciones imposibles. Mi amigo Mac, Chopping Mall, Ninja III: La dominación o Trampa infernal demuestran que la Serie B sigue siendo un territorio fértil para la carcajada incrédula y el rugido colectivo.
La Maratón de Sants no pretende ser seria ni falta que le hace. Su encanto reside precisamente en eso: tres días para rendirse al cine más insólito, compartir complicidades en la oscuridad y celebrar, sin remordimientos, el placer de lo absurdo.