En su tercera edición, el festival celebra la creación colectiva como acto político y estético. Las películas seleccionadas —firmadas por colectivos como Total Refusal, Neozoon, Negu, Vigilia o rampe:aktion— no solo cuestionan el lenguaje cinematográfico tradicional, sino también las formas de producir, distribuir y mirar. Son obras que nacen al margen de la industria y al calor de nuevas alianzas.
El CO– no se limita a proyectar. Es un espacio vivo de pensamiento, con charlas, un taller abierto y un foco dedicado a Cinequipa, histórica cooperativa portuguesa que desafió las jerarquías del cine desde dentro. Todo el programa ha sido curado por voluntarias de la comunidad Zumzeig, porque aquí, como en las películas, la autoría también es compartida.
Un festival que no solo muestra otro cine, sino que lo construye colectivamente.