Con motivo del Año Internacional de la Ciencia y la Tecnología Cuánticas, la Bienal despliega cerca de 130 actividades que atraviesan disciplinas sin pedir permiso. La física conversa con la filosofía, el arte se mezcla con algoritmos, y la cultura actúa como intérprete entre lenguajes que, a primera vista, parecen irreconciliables. En este cruce, lo cuántico deja de ser un misterio reservado a laboratorios para revelarse como una clave de lectura del presente.
El programa invita a perder el miedo a lo invisible y a entrar en un terreno donde las certezas se vuelven porosas: talleres que interrogan la materia, diálogos que cuestionan viejas narrativas, instalaciones que transforman el espacio en una especie de experimento vivo. La Bienal Ciudad y Ciencia 2025 se convierte así en un ejercicio de imaginación pública, un intento de pensar juntos qué mundo estamos construyendo cuando miramos —y medimos— la realidad desde un lugar distinto.